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Puede existir cierta confusión entre FreeSync y FreeSync 2, que fueron los nombres empleados por AMD hasta finales de 2019. FreeSync sigue siendo el nivel básico, mientras que FreeSync 2 acabó por rebautizarse en dos niveles, conocidos ahora como FreeSync Premium y FreeSync Premium Pro.
Allá por 2014-2015, AMD respondió a la tecnología de frecuencia de actualización variable G-Sync de NVIDIA con FreeSync. Basado en VESA Adaptive Sync, FreeSync tiene como objetivo eliminar el desgarramiento de imagen (principalmente en aplicaciones de juegos) y las diferencias indeseadas entre las velocidades de fotogramas de las tarjetas gráficas y los monitores. Los fabricantes de pantallas añaden el procesamiento FreeSync a sus monitores para proporcionar frecuencias de actualización variable por hardware sin penalización alguna en cuanto al rendimiento por parte de la tarjeta gráfica. Actualmente, existen tres niveles de FreeSync: básico, Premium y Premium Pro. Como sus nombres indican, aportan funciones de sofisticación creciente conforme se avanza en esa lista, desde la sincronización adaptativa básica hasta las altas velocidades de fotogramas y la entrada y salida HDR certificadas. La compatibilidad HDR nativa por hardware es exclusiva de FreeSync Premium Pro. Además, FreeSync Premium y Premium Pro cuentan con compensación de baja velocidad de fotogramas (LFC, por sus siglas en inglés). La tecnología FreeSync existe principalmente en PC, pero también en consolas Xbox One posteriores a 2017 y modelos de Xbox y PlayStation de última generación.
Con FreeSync, si nuestro monitor permite jugar con suavidad a 144 Hz, pero la tarjeta gráfica solo llega a 120 Hz, por ejemplo, el monitor se sincroniza automáticamente a 120 Hz en lugar de “esperar” a que la tarjeta gráfica se ponga al día. Eso evita que se produzca un molesto desgarramiento de imagen y garantiza que dispongamos siempre de una velocidad de fotogramas uniforme en nuestros juegos.
Todos los niveles de FreeSync ofrecen sincronización adaptativa a nivel de hardware, aunque la versión básica de FreeSync se diseñó inicialmente para 60 Hz. Con FreeSync Premium y Premium Pro, se tratan mejor las velocidades de fotogramas más altas. De hecho, ambos niveles superiores asumen un mínimo de 120 Hz para pantallas Full HD 1080p. Es decir, FreeSync Premium o Premium Pro solo se puede incorporar a monitores de 1080p con frecuencias de refresco superiores a los 120 Hz. En el caso de pantallas 4K, ese mínimo no se aplica. Esto se debe a que, por ahora, los monitores 4K dan prioridad a la resolución y la fidelidad visual sobre la mera velocidad de fotogramas. Esto cambiará inevitablemente a medida que el hardware de gráficos se vuelva más potente y 8K se convierta en la resolución dominante.
Otra característica común de FreeSync Premium y Premium Pro es la LFC, o compensación de baja velocidad de fotogramas. Esto funciona de forma muy similar a la mejora del movimiento y la compensación en los televisores y evita la vibración debido a la falta de fotogramas. La tecnología FreeSync, basándose en el rango de frecuencias de refresco detectado en nuestro monitor, compensa las caídas por debajo del mínimo de dicho rango. Si nuestra pantalla varía entre 60 Hz y 120 Hz, Free Sync Premium o Premium Pro añadirá fotogramas si se produce una actualización inferior a 60 Hz. A diferencia de lo que sucede en la televisión y las películas, los videojuegos generalmente no sufren el efecto de telenovela debido a los fotogramas insertados artificialmente, lo que significa que la incomodidad o el compromiso en la imagen son muy poco probables.
Por aclarar, cabe decir que el FreeSync básico no tiene LFC.
FreeSync Premium Pro, el nivel más alto, tiene acceso exclusivo a un alto rango dinámico y una amplia gama de colores. Cabe aclarar, no obstante, que las características de FreeSync y FreeSync Premium podrían no funcionar cuando HDR está activado debido a problemas de ancho de banda de procesamiento; o bien, puede que funcionen a costa de un rendimiento inconsistente de HDR (podría ser necesario inhabilitar HDR en el PC, la consola o el monitor para mantener FreeSync operativo). En cualquier caso, los dos niveles inferiores de FreeSync funcionan independientemente de HDR, mientras que FreeSync Premium Pro integra HDR a nivel de hardware. Eso nos permite disfrutar de todas las funciones de FreeSync que hemos mencionado, además de tener un mejor rendimiento de HDR. Esto se debe a que la negociación a nivel de hardware entre el monitor y el PC o consola cuenta con la ayuda del procedimiento de FreeSync Premium Pro, lo que alivia parte de la carga computacional. Si queremos jugar con HDR activado, FreeSync Premium Pro es la mejor opción. Por lo tanto, a la hora de comprar un monitor con certificación DisplayHDR, debemos intentar conseguir uno con FreeSync Premium Pro para aprovechar mejor sus capacidades.
En cualquier caso, FreeSync Premium Pro debería ser nuestra única opción, dado que todos los niveles de FreeSync son, esencialmente, “gratuitos”. AMD no cobra a los fabricantes de monitores por esta tecnología, aunque obviamente los componentes de procesamiento adicionales suponen un coste. Al ser una tecnología libre de royalties, también podemos obtener el nivel más alto porque la diferencia de precio tiende a ser insustancial. En pocas palabras: dado que la importancia de HDR en los juegos no va a hacer más que aumentar, FreeSync Premium Pro acabará por convertirse en el punto de referencia y debemos apuntar a eso.
Cabe recordar que la tecnología FreeSync en general no es obligatoria y podemos disfrutar muy bien de los juegos sin ella. FreeSync no requiere mayor potencia de procesamiento de gráficos, sino que más bien ayuda a nuestras plataformas de hardware y mejora su comportamiento. Además, HDMI 2.1 y DisplayPort 1.4 por sí solos ofrecen frecuencia de refresco variable nativa sin necesidad de tecnología adicional, independiente de FreeSync o G-Sync, y llegarán a ser mucho más populares. En cualquier caso, el futuro pinta bien para jugar sin problemas con velocidades de fotogramas consistentes, así que no cabe más que alegrarnos por ello.